La vida puede cambiar

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Lo que digo…
Miércoles 30 de Abril de 2008
Reflexiones - Lo que digo...
Un joven abogado, acabado de graduar del colegio de leyes y comenzando su primer día en el trabajo, se sentó en la comodidad de su nueva oficina dando un gran suspiro de satisfacción.

Había trabajado duro por mucho tiempo para saborear ese momento.

Entonces, notando un posible cliente que se acercaba a su puerta, comenzó a parecer ocupado y enérgico. Abrió su libreta tamaño legal y con su pluma de escribir en mano, tomó el teléfono, lo sujetó con su barbilla, y comenzó a escribir con rapidez mientas fingía que hablaba con alguien importante diciendo:

-Mira Larry, en cuanto a ese trato de fusión, pienso que mejor me llegó a la factoría y lo manejo en persona. Sí. No. No pienso que tres millones de dólares lo logren. Mejor hagamos que Smith, de Los Ángeles, se reúna con nosotros allí. Está bien. Te llamo más tarde.

Colgando el teléfono, colocó la pluma en el escritorio, levantó la mirada a su visitante, se puso de pie, le extendió su mano y le dijo con la voz más cortés y llena de confianza que tenía como abogado:

-Buenos días. ¿Cómo puedo ayudarlo?

El posible cliente respondió:
-En realidad, solo estoy aquí para conectar su teléfono.

Hay un viejo adagio que dice, «En boca cerrada, no entran moscas». Es ocasiones lo mejor es, ¡mantener tu boca cerrada!

Proverbios 10:19
En las muchas palabras, la transgresión es inevitable, mas el que refrena sus labios es prudente. (LBLA)

Cuánto pesa el pecado
Reflexiones - Cuánto pesa el pecado
Un predicador acababa de invitar a sus oyentes a buscar de Dios,
cuando un joven exclamó:

-Usted habla del peso del pecado. Yo no lo
siento — Cuanto pesa? Veinte kilos, cien kilos?

-Digame -le pregunto el predicador-,

si usted pusiera un peso de cien kilos sobre el pecho de un hombre muerto, -Lo sentiria el??

–No, ya que esta muerto -Costesto el joven.

El predicador prosiguio: -Pues bien, el hombre que no siente el peso del pecado
esta espiritualmente MUERTO.

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He muerto con Cristo y soy libre del poder del pecado (Rom. 6: 7 – 8).
He sido crucificado con Cristo. Ya no soy yo el que vive sino Cristo vive en mí. La vida que vivo en el cuerpo, la vivo por la fe en Jesús (Galatas. 2: 20).
Estoy muerto al pecado pero vivo para Cristo Jesús (Rom. 6: 11).
El pecado ya no tiene dominio sobre mí, porque no estoy bajo la ley sino bajo la gracia (Rom. 6: 14).

Porque para amar se debe poseer PACIENCIA en los momentos en que el mismo amor te pone a prueba.

El verdadero amor se escribe con «P», porque para olvidar un mal recuerdo debe de existir PERDÓN antes que el odio entre a aquellos que se aman.

Amor se escribe con «P»… porque para obtener lo que deseas, debes de PERSEVERAR hasta alcanzar lo que te has propuesto.

El sincero amor se escribe con «P»… porque la PACIENCIA, el PERDÓN y la PERSEVERANCIA son ingredientes necesarios para que un amor perdure.

Porque amor es también…. una PALABRA dicha a tiempo…

Es el PERMITIRSE volver a confiar…

Es PERMANECER en silencio escuchando al otro…

Es esa PASIÓN, que nos llena de estrellitas los ojos al pronunciar el nombre del que amamos…

El amor se escribe con «P»… Porque son esas PEQUEÑAS cosas que nos unen al ser amado día tras día.

Existen la Fe, la Esperanza y el Amor, pero la más grande y la más importante de ellas es el Amor.

1 Corintios 13:4 (Reina-Valera 1960)

4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso, no se envanece;

«El fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, mansedumbre, dominio de sí; contra tales cosas no hay ley.» -Gálatas 5:22-23

Los presos


Un juez iba a liberar a un preso de la cárcel, por lo que hizo pasar a uno por uno a una «entrevista» con el para ver quien merecía ser liberado. Al preguntar al primero por que estaba allí este dijo:- «Estoy aquí porque me calumniaron y me acusaron injustamente»

Llamó al segundo y este contestó:

– «Estoy aquí porque dicen que robé, pero es mentira»

De esta forma fueron pasando todos los presos y se declaraban inocentes. Hasta que llegó el último quien dijo:

– «Estoy aquí porque maté un hombre. Hirió a mi familia y perdí el control y por eso lo maté. Pero hoy me doy cuenta de que lo que hice estuvo mal y estoy muy arrepentido»

El juez se levantó y dijo:

-Voy a liberar a este último preso.

Todos se quedaron perplejos y dijeron. Pero ¿por qué lo vas liberar a él?

El juez contestó:

– El castigo es para los que esconden su falta. La misericordia para los que
reconocen su falta y se arrepienten.

Proverbios 28:13 “El que encubre sus pecados, no prosperará: Más el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia.”

» Yo sí te veo
Viernes 11 de Abril de 2008
Reflexiones - Yo s� te veo
La casa comenzó a incendiarse, el chico estaba solo, ambos padres habían salido a trabajar. El chico subió al techo dado que el fuego había comenzado en la cocina….

Los vecinos llamaron a los bomberos y le avisaron a la fábrica del padre que estaba a pocas cuadras… el humo aumentaba y también la desesperación el padre llegó corriendo y le gritaba a su hijo:

«Tiráte que yo te sostengo…»…¡¡ «no, no, no me puedo tirar porque no te veo, no sé donde estás…!!… »

¡¡Tiráte – insistió el padre – porque yo sí te veo y sé donde vas a caer para sostenerte…!!

El hijo le dijo: – Pero yo no te veo.

El Padre contestó. – Sabes cómo lo debes de hacer, cierra los ojos y lánzate!

El niño dijo: – Papi no te veo, pero allá voy!

Y cuando el niño se lanzó abajo, lo rescataron.

Entonces el Padre lo abraza, llora con el hijo, juntos pero muy contentos.

Cuántas veces en nuestras vidas atravesamos por momentos de «Incendio», proyectos personales o familiares inconclusos, cuántas veces sentimos que aquello sobre lo que habíamos fundado nuestras expectativas se comienzan a desvanecer y nada de lo que hacemos lo puede sostener….y en esos momentos cuando no vemos hacia donde caminamos, cuando no sabemos que decisiones tomar.

«Dios nos dice: Tranquilo/a que yo te veo…» y es maravilloso sabernos vigilados/as, con la mira comprometida de nuestro Dios, que no es mirada observadora sino sustentadora, mirada que nos recuerda y re-crea la esencia de cada una de nuestras existencias: ser hijos e hijas de Dios concebidos en Su Amor.

Que la certeza del Espíritu de Dios habitando en medio nuestro nos de la confianza de seguir caminando, aún cuando no veamos el camino, por la simple seguridad: «TRANQUILO, YO SÍ TE VEO…»

Mateo 28:20
… He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Hebreos. 13:5
… Yo nunca te abandonaré ni te desampararé.
Salmos 94:22
… Mas el Señor me ha sido por refugio, Y mi Dios por roca de mi confianza.
Proverbios 14:26
… En el temor de Dios está la fuerte confianza; Y esperanza tendrán sus hijos.


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